Cuándo somos padres nos encargamos de llenar de magia e ilusión el mundo de nuestros hijos, “el ratón de los dientes”, “los reyes magos” y por supuesto “Santa Claus” forman parte de esta realidad que tus pequeños no deben perder.
Primero, debes de ver de frente a tus hijos, hincarte para responder a su altura, pues evitas el plano de superioridad y como un “amigo”, charlas a su nivel.
Hay una historia que habla de un hombre tan bondadoso que nunca pudo tener familia.
El hombre se llamó Nicholas de Bari, nació en una región conocida como Anatolia.
La muerte de sus padres a una edad temprana y como hijo único provocaron que Nicholas fuera bueno con todos los habitantes de su pueblo.
Era hábil con las manos por lo que elaboraba obsequios de madera para que los pequeños de su pueblo jugaran con ellos.
El hombre murió por ahí del año 343, justo en diciembre, pero no se fue del todo, su labor fue retomada por un grupo de hombres llamados “Sinterklaas”, quienes se encargaron de llevar a todo el mundo la misión de alegrar los corazones de los pequeños y así honrar a Nicholas de Bari con la tradición de dar regalos y dulces a los niños durante su fiesta patronal, celebrada precisamente en la fecha de su muerte.